Cuando niña tuve un sueño que me remontaba a épocas muy antiguas, donde no habia castillos, ni princesas, ni dragones que vencer. Lo que si habia era una enorme puerta hecha de nube, que daba a un sendero al que no se le veia fin. Mi cuerpo era diferente, mi ropa también. Este sueño se repetia una y otra vez, una y otra vez. Yo frente a la enorme puerta tratando de divisar el fin. Hasta que una noche me anime a cruzar. Pude ver que las paredes estaban formadas de manos: pequeñas, grandes, suaves, calladas, inquietas. Manos que me invitaban a continuar, a seguir en el largo sendero. Caminaba y caminaba sin fin. Hasta que un par de manos me ofrecieron pan, un suculento y delicioso pan dulce, el pan del conocimiento dirian algunos, el pan de la sabiduria. Lo comi bocado a bocado, lentamente sin permitirme la prisa para saborearlo mejor. Más sin embargo, mi parada tenia que terminar y seguir con mi andar. Tengo que confesar que mis siguientes recuerdos se difuminan en mi memoria, el sendero, las manos, el fin, tú.
Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.
Belli, Giaconda.
Comentarios
bllismo fragmento de belli....
un besazo alejandra
Gracias por alegrarme esta mañana de sábado.
Un beso.
.. besos desde mis colinas..
Te entiendo muy bien...
Besos
Y esa persona que sigue en tu sueño quizas sea la clave para llegar al final del sendero!
Un abrazo.
Y quizás no queramos seguir ese camino que en definitiva no es nuestro ni en el que tampoco acaba de aparecer ese contacto tan deseado.
Besos.
G.
mas sin embargo en los sueños no nos desesperamos, no maldecimos y no sudamos sin antes tener una oportunidad de defendernos o quizs solo de redimir esas circunstancias que nos tiraron en la cama y ahora nos hacen sentir los sueños.
Me agrada como escribes, manten ese habito