El jueves pasado fue mi cumpleaños, el 34 ya, sin festejo especial, ni fuegos pirotécnicos, solo lo que permitió el ritmo desenfrenado del día a día. De comida una pizza, un pastelito y listo a correr para alcanzar.
La magia y mis sueños poco a poco se va yendo de mis manos, todo lo ha ido ocupado las prisas y las obligaciones de ser mamá, de ser esposa, de ser hija, de ser empleada. No alcanza para más.
Ni el mejor libro de motivación logra sacarme del hoyo en el que siento que me hundo cada vez más. ¿como puedo tener tiempo para mi? Si lo único que quiero es dormir.
El desgano, la fatiga, la somnolencia se han ido instalando en mi como el peor de los virus y lo peor, la ruta de escape no la sé. ¿34? Dios que me espera a los 35.
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