Una simple mirada

Basto con lo simple de su mirada, para que yo pudiera redescubrir la inocencia y la dulzura de lo bello que te puede ofrecer este mundo, hizo crecer dentro de mi la esperanza reflejada dentro de unos ojos que aún tienen esa chispa por descubrir la vida.
Hace tiempo que unos ojos no me decian tanto, hace tiempo que unos ojos no me impactaban tanto. En ellos se podia ver la desesperación de un mañana alegre dispuesto a enfrentar lo duro de crecer y convencido de que los colores que acompañan al día son diferentes.
Con su mirada franca y directa me enfrente a mis ilusiones empolvadas y un tanto perdidas, estas me reclamaron haber olvidado el goce que te hace sonreir por un rayo de sol, que te hace estremecer por una gota de lluvia rondando tu cara, que te hace vivir alegre la vida por el placer simple de vivirla.
Casi me grito que aprendiera a vivir los instantes pequeñitos con intesidad y entusiasmo, que en cada uno de ellos, con atención y cuidado, podría descubrir tesoros ocultos que me harían sentir más plena, mas viva. Que si me sentía un tanto perdida, debería de mirarme detenidamente al espejo y así podría reencontrar el camino de mis sueños.
Y es que me dijo tanto, con tan poco. Con ese tan poco que te hace cambiar el rumbo completo de tu vida.
La despedida fué sencilla, fué mágica, asi como el breve instante de su simple mirada. Puso su mano pequeñita sobre la mía y se dispuso a seguir descubriendo al mundo que se le rendía a sus pies.

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