Al son de este ritmo que traigo dentro, mi mano tal parece que escribe sola. Las letras bailan acompasadamente siguiendo los latidos de mi corazón de rana saltarina que se empeña en ser escuchado, quiere que todos disfruten de esta luz magnifica que envuelve al día y que tambien gracias a la venerable luna por la noches se puede percibir. Añora que todos sigan a sus complices internos que los instan a ser felices solo por el placer de serlo. Ese corazón que tengo inquieto y saltarin, hay este corazón...
Cada noche que duermo con la luna bajo mi cabeza, soñando con despertar en mi, en nacer de nuevo acompañada de mi compañera eterna, con mi siempre fiel alma, puedo ver increibles sueños. Al despertar la alegría de tener una oportunidad de cumplir alguno de esos mis sueños se presenta como una rafaga avazalladora que me invade cada poro y cada átomo de este cuerpo que tengo. La sensacion de bienestar no desaparece.
Como quisiera no ser de este mundo y salir volando entre nubes de azúcar, lo siento... olvidaba que solo de noche es posible. Hay ocasiones que me siento como el pequeño niño que se obstina en pescar estrellas en los cuernos de la luna, ese pequeño sin nombre que pese a todo persigue sus estrellas soñadas. A ese niño que deja de lado la melancolia de la noche y disfruta el simple hecho de ser.
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