Leer poesía

Tengo ganas de leer poesia bajo un árbol con olor a viento, con sed de amor. Tal vez recurra a Belli:

La mente se resiste a olvidar las cosas hermosas,
se aferra a ellas y olvida todo lo doloroso,
mágicamente anonadada por la belleza.
No recuerdo discursos contra mis débiles brazos,
guardando la exacta dimensión de tu cintura;
recuerdo la suave, exacta, lúcida transparencia de tus manos,
tus palabras en un papel que encuentro por allí
la sensación de dulzura en las mañanas.

Tal vez recurra a ti, para no solo leer sino imaginar que existes en mi mundo y para mi mundo.

Deslizar mi mano por tu tersa piel y sentir como el universo gira alrededor de un par de ojos dormilones. Olerte hasta cansarme, hasta saciarme de tu olor en mis ojos, en mis manos, en mi piel, en mi...

Acariciar tiernamente tus labios con los mios y olvidarme en ellos. Despacio, muy despacio. Como si la luna acariciará el sol con sus rayos, sin hacerle daño pero sin ocultar su noche y su tiniebla.

Desenredar tus brazos para meterme en ellos para que me huelas, me sientas y me explores como yo quisiera explorarte y encontrar tus mas deliciosos secretos.

Cierra los ojos. ¿quieres perderte conmigo?

Lo prosaico se vuelve bello
cuando el amor lo toca con sus alas de Fénix,
ceniza de mi cigarro que es el humo
después de hacer el amor,
o el humo compartido,
quitado suavemente de la boca sin decir nada,
íntimamente conociendo que lo del uno es del otro
cuando dos se pertenecen.

Imaginarte a mi lado viviendo el poema, me enamora y me llena de felicidad. Juntos bajo la sombra del árbol, juntos como uno solo. [Suspiro]. Eres mi suspiro, felizmente real sin embargo terriblemente lejano.

No quisiste volar conmigo, tal vez las alturas te dan miedo, amor.

No te entiendo y quisiera odiarte
y quisiera no sentir como ahora
el calor de las lágrimas en mis ojos
por tanto rato ganado al vacío,
al hastío de los días intrascendentes,
vueltos inmortales en el eco de tu risa
y te amo monstruo apocalíptico de la biblia de mis días
y te lloro con ganas de odiar
todo lo que alguna vez me hizo sentir
flor rara en un paraíso recobrado
donde toda felicidad era posible
y me dueles en el cuerpo sensible y seco de caricias,
abandonado ya meses al sonido de besos
y palabras susurradas o risas a la hora del baño.

Tal vez es mejor leer el poema sola. Para no perderte en mis delirios de piel. Para no confundirte con lo real. Para no acostumbrarme al calor de la ternura y olvidar que el mundo es así.
Las intenciones no bastan, los deseos no son suficientes. Todo es más... todo es más que nosotros.

Te añoro con furia de cacto en el desierto
y se que no vendrás
que nunca vendrás
y que si venís seré débil como no debería
y me resisto a crecerme en roca,
en Tarpeya,
en espartana mujer arrojando su amor lisiado para que no
viva
y te escondo y te cuido en la oscuridad
y entre las letras negras de mis escritos
volcados como río de lava entre débiles rayas azules de cuaderno
que me recuerdan que la línea es recta
pero que el mundo es curvo
como la pendiente de mis caderas.

Amor tal vez es mejor asi, yo acá leyendo poesia y tu allá viviendo tu realidad. Yo viviendo dentro, tu haciendolo afuera. Yo suspirando una y otra vez.

Y tú quizás... no sé.