Tal vez era su mirada intensa o quizás era el reflejo de su alma atormentada, pero el solo contemplarla despertaba dentro de mi, unas ganas inmensas por poder trasmitir a través de mis torpes trazos un retazo de su vida.
Quería pintarla en azul, en rojo, en silencio, sobre la luna, dentro de mí. Ella solo me miraba, como tratando de comprender como aquel hombre “demente” no paraba de hablar, tal vez pensaba que era una táctica mía utilizada para conquistar a cuanta mujer pasaba por mi camino, no estaba tan equivocada. Sin embargo, con ella el sentimiento era diferente, mis intenciones eran diferentes.
No puedo negar que muchas cayeron, con la historia de la musa inspiradora, las citaba en mi habitación con el propósito de que posaran para mi y mis desordenados pinceles. Hacia unos trazos, las ropas empezaban a caer y jamás las volvía a ver. ¿Canalla? Puede ser, pero no se olviden que la vida cobra siempre, uno nunca se puede escapar sin pagar.
Ahora de frente a esos sus ojos intensos, no podía dejar de hablar y ja! invitarla a mi habitación ni pensarlo, el solo hecho de pensar siquiera en su rechazo me daba un dolor agudo en la boca del estomago. Duré cerca de 3 meses antes de invitarla a tomar un café. Ella no acepto, me dijo que aunque era un loco adorable, había escuchado muy malos antecedentes de mi. Lo ven, uno siempre paga. Pasaron otros dos meses y aceptó. Pueden creerlo, para esto yo ya la había pintado un par de veces de memoria, pero no lograba reflejar con mi pintura lo hermosa, intensa y fantástica que era esa mujer. Nunca logré pintar esos ojos. Tampoco que posará para mi. Tuve excesiva cautela, no quería perderla ni dejar de verla, tan solo conseguí un par de charlas de café y un solo beso robado. Fue como llegar al cielo y andar bajando las llaves de la luna. Más sin embargo, desapareció de mi vida, nunca poso para mi, nunca la invite a mi habitación, nunca pude capturarla más que en mi recuerdo y en mi corazón. La pinte mil y un veces, jamás con el resultado deseado, nunca retrate ni una pizca de su alma. Ahora que he entrado en años he visto lo tonto que fui. Al menos me hubiera arriesgado en pintar sus ojos para no ver que esta enfermedad que me acecha me quite lo único que tengo de ella: su recuerdo.
Quería pintarla en azul, en rojo, en silencio, sobre la luna, dentro de mí. Ella solo me miraba, como tratando de comprender como aquel hombre “demente” no paraba de hablar, tal vez pensaba que era una táctica mía utilizada para conquistar a cuanta mujer pasaba por mi camino, no estaba tan equivocada. Sin embargo, con ella el sentimiento era diferente, mis intenciones eran diferentes.
No puedo negar que muchas cayeron, con la historia de la musa inspiradora, las citaba en mi habitación con el propósito de que posaran para mi y mis desordenados pinceles. Hacia unos trazos, las ropas empezaban a caer y jamás las volvía a ver. ¿Canalla? Puede ser, pero no se olviden que la vida cobra siempre, uno nunca se puede escapar sin pagar.
Ahora de frente a esos sus ojos intensos, no podía dejar de hablar y ja! invitarla a mi habitación ni pensarlo, el solo hecho de pensar siquiera en su rechazo me daba un dolor agudo en la boca del estomago. Duré cerca de 3 meses antes de invitarla a tomar un café. Ella no acepto, me dijo que aunque era un loco adorable, había escuchado muy malos antecedentes de mi. Lo ven, uno siempre paga. Pasaron otros dos meses y aceptó. Pueden creerlo, para esto yo ya la había pintado un par de veces de memoria, pero no lograba reflejar con mi pintura lo hermosa, intensa y fantástica que era esa mujer. Nunca logré pintar esos ojos. Tampoco que posará para mi. Tuve excesiva cautela, no quería perderla ni dejar de verla, tan solo conseguí un par de charlas de café y un solo beso robado. Fue como llegar al cielo y andar bajando las llaves de la luna. Más sin embargo, desapareció de mi vida, nunca poso para mi, nunca la invite a mi habitación, nunca pude capturarla más que en mi recuerdo y en mi corazón. La pinte mil y un veces, jamás con el resultado deseado, nunca retrate ni una pizca de su alma. Ahora que he entrado en años he visto lo tonto que fui. Al menos me hubiera arriesgado en pintar sus ojos para no ver que esta enfermedad que me acecha me quite lo único que tengo de ella: su recuerdo.
Comentarios
llaman asi...
Hoy pienso que esa mujer sabia lo que hacia, los antecedentes del narrador eran antecedentes muy comunes,un mal de muchos, asique la fe era poca, eso creo, al menos eso le sucedia a esa bella mujer en la historia que seguì inventandome cuando termine de leerte.
Josito, si que tenès alma! y ay, en este caso desborda.
Hermosa pieza y la pintura queda super acorde.
Beso, Vero.
Todo lo demas va perfecto!
otro beso, Vero.
Un abrazo calido
Me encanto la imangen...
Un abrazo,
Gracias por pasar, te cuento que Pinky fallecio hace 2 semanas y todo ha sido horrible! ya estoy mejorando y estoy mas tranquila...
Gracias por preguntar!
un abrazo!
por aquí dicen... como filosofía de vida... quien quiera mojojones que se moje.... los cojones (o los pantalones, según)...
un saludo
Me alegra saber tu vuelta, besos amiga
Monique.
WOOWWWWW
WOOOOOOOWWWWW
Que historia tan bien escrita!
Felicitaciones Ale, me ha encantadoooo!
Besos
Se capta el sufrimiento a través de las letras. Muy bueno.
Besosss