Al mirar ó recordar tus ojitos dormilones, aunque el mundo siga con su carrera interminable, en mi pareciera que todo se detiene, que todo lo demás pierde importancia, que no hay nada más que tus ojos, esos que me muestran ese otro mundo: amable, sincero, amoroso.
Donde quisiera permanecer en silencio largo rato y guardar esa sensación de bienestar profundo que se produce en mi. Donde el tiempo pierde las horas y los minutos. Y donde la nada y el todo se funden.