Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez. Amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad que pulula por doquier, infectando almas y atrofiando corazones.
La gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa. La gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza. La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia.
La gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa. La gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza. La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia.
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A.J.A.