Siempre he pensado que las decisiones por pequeñas e insignificantes que parezcan son las que determinan el rumbo de tu vida, ya sea que te lo enderecen o de plano que te lo tuerzan todito. El simple hecho de escoger que acera tomar al caminar por la calle te pude significar un cambio rotundo, porque que tal si por la que escogiste pasar va a estar involucrada en un aparatoso accidente en el cual podrías, sino te dieron baje con la vida que tenias, quedar atado a unas muletas o silla de ruedas por el resto de tus días. O de plano por el contrario, que por esa calle por la que decidiste pasar vas a reconocer al amor de tu vida que has estado esperando por tanto tiempo (esta bien me proyecte) .
Y que tal cuando te equivocas al marcar de teléfono y te contesta una voz bastante interesante y decides seguir la conversación que se prolonga 1 o 2 horas, y después de varias llamadas que decidiste contestar tienes a un psicópata asesino a tu acecho (bueno exagere, pero todo puede pasar).
Y que me dicen cuando de tus lindos labios sale un SI, una decisión mas evidente, y ese SI implica una serie de cambios trascendentales en tu vida, como un nuevo trabajo, un nueva (o) novia (o) , un nuevo niño en este mundo, un nuevo coche, una nueva deuda, unas nuevas series de desveladas consecutivas por algo que a lo mejor no se concretizará, una nueva persona en la cárcel, una nueva amistad, un nuevo viaje, una nueva ilusión, una nueva casa, incluso hasta una nueva familia, todo arrastrado por un par de letras que parecieran sencillas y simples pero que te involucran a toda tu persona.
Hay decisiones que tomamos tan continuamente que ya les restamos importancia y las hacemos de manera mecánica, olvidándonos que siempre tenemos elección, siempre existen dos ó mas caminos. Solo hay que darnos cuenta de la importancia de cada una de las determinaciones que tomamos y empecemos a ver que la vida que tenemos es consecuencia de todas las decisiones que hemos tenido: ir a la escuela, dar ese beso, querer chocalatito a horas no oportunas , salir a caminar cuando no deberías ni asomarte a la puerta, hasta la decisión de escuchar a la persona que tienes enfrente. Todo en esta vida son decisiones, pequeñas, grandes, flexibles, perdurables, no oxidables, no intercambiables, bellas, inspiradoras, sugerentes, fáciles, difíciles y aparentemente imposibles.
Y que tal cuando te equivocas al marcar de teléfono y te contesta una voz bastante interesante y decides seguir la conversación que se prolonga 1 o 2 horas, y después de varias llamadas que decidiste contestar tienes a un psicópata asesino a tu acecho (bueno exagere, pero todo puede pasar).
Y que me dicen cuando de tus lindos labios sale un SI, una decisión mas evidente, y ese SI implica una serie de cambios trascendentales en tu vida, como un nuevo trabajo, un nueva (o) novia (o) , un nuevo niño en este mundo, un nuevo coche, una nueva deuda, unas nuevas series de desveladas consecutivas por algo que a lo mejor no se concretizará, una nueva persona en la cárcel, una nueva amistad, un nuevo viaje, una nueva ilusión, una nueva casa, incluso hasta una nueva familia, todo arrastrado por un par de letras que parecieran sencillas y simples pero que te involucran a toda tu persona.
Hay decisiones que tomamos tan continuamente que ya les restamos importancia y las hacemos de manera mecánica, olvidándonos que siempre tenemos elección, siempre existen dos ó mas caminos. Solo hay que darnos cuenta de la importancia de cada una de las determinaciones que tomamos y empecemos a ver que la vida que tenemos es consecuencia de todas las decisiones que hemos tenido: ir a la escuela, dar ese beso, querer chocalatito a horas no oportunas , salir a caminar cuando no deberías ni asomarte a la puerta, hasta la decisión de escuchar a la persona que tienes enfrente. Todo en esta vida son decisiones, pequeñas, grandes, flexibles, perdurables, no oxidables, no intercambiables, bellas, inspiradoras, sugerentes, fáciles, difíciles y aparentemente imposibles.
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