Tus manos

Sin querer te ame desde el primer día, me enamoré de tus manos irremediablemente. Y no es que no te ame completo, sino que tus manos eran justamente las que yo buscaba. ¿Sabías que las soñé mucho antes de conocerte? No sé, a muchas personas les extrañará que sea algo tan importante para mí eso de los sueños, pero tenemos que estar conscientes que la vida gira alrededor de la energía y esta se manifiesta de maneras tan desconocidas aún. Es parte del misterio de la vida.
Me quitaste la armadura, me desarmaste a la primera. ¿Quién eres? Solo sonreíste tímidamente y me guiñaste un ojo. Silencio. Tú silencio me hace temblar. Y no es que sea incomodo, ni desesperante, al contrario es como me cambias el ritmo, es como me haces saber que estas ahí para mí, solo para mí. Te observo. Me calló. Y me sonríes de esa manera tan deliciosa que me hace querer sonreír también. Es magia ¿no?
Nunca me sentí tan especial, como cuando me acaricias, me siento pequeñita, sumamente frágil y poderosa, tierna y salvaje. Hermosa, sumamente hermosa.
Te tomo el rostro entre mis manos y te pregunto ¿Por qué tardaste tanto? Te beso. Y mi corazón se detiene…
No me dejes sola de nuevo, que tus manos nunca se vayan de mi cuerpo.